miércoles, 24 de diciembre de 2014

¡SEGUÍS IGUAL QUE HACE 100 AÑOS!

Si el director tiene con los otros colaboradores una interrelación laboral más o menos regular, con los intérpretes es continua. Hasta podríamos decir que el actor es el elemento esencial del proceso comunicativo entre un director y el público. Desde los tiempos de la tragedia griega hasta el modelo de cine actual la función de aquellos ha sido la de transmitir un texto bajo la coordinación de un organizador que se ocupa de la correcta administración de su talento.
Es curioso: después de más de cincuenta años, se sigue insistiendo en esta gran falsedad, quizá por ignorancia, y es mejor pensar que esta es la única razón....
Éste es uno de los graves errores que el Ministerio, y algunos “enseñantes” que no profesores, “enseñan” a los incautos alumnos: el Director sueña, ¡con terroríficas pesadillas!, el No saber comunicar al Equipo, transmitiendo lo que tiene en la cabeza, porque es con el equipo técnico con quien pasa la mayor parte del tiempo. Días, horas; y aunque los actores no estén presentes, que es la mayor parte de los días, él “brega” diariamente; hasta después de los rodajes, con su equipo. Los actores y actrices, en muy pocas ocasiones, están presentes; incluso porque existe una ley que no les permite más de ciertas horas y días, “sesiones” de rodaje. Los actores, por regla general, son “esos a los que hay que decir lo que deben hacer”. La mayoría de actores y actrices, se quejan de que no se les explica la razón de “algunas” repeticiones; incluso las critican quitándolas la importancia que tengan, debido a su desconocimiento. ¡No lo olviden! El Director y el equipo, están unidos antes, durante, y después del Rodaje; los actores y las actrices, ¡no!... Ni falta que les hace. Se les va a buscar, y en casos contados, con educación, que no todas las ocasiones, por desgracia, pues por regla general, y natural acto reflejo de histeria colectiva, pues todos estamos algo esquizofrénicos en esta divina profesión, decía, con educación, las menos, insisto, se les va a buscar al camerino, vestuario, o maquillaje, vendita suerte si es así, y se les dice, Mr, Misis, según el caso, y con trato "oficial", aunque en la vida privada no sea así; incluso, ¿por qué no? hasta seais amantes; no es raro. ¡On set, please! Es decir: ¡al plató, por favor. Al Rodaje, en definitiva.
Nadie debe olvidar, que los actores y actrices, están hechos, porque así los hace el paso de los tiempos por esos platós del alma, y saben lo que deben hacer; a veces con acierto, otras sin él, pero "esas esperas telefóncas, ¡las váis a pagar!"
¿no! La unión intensa, es con el Equipo, y no con los actores y actrices. Se les quiere, y ama, Incluo a veces se les respeta, pero con quien se brega, es con el equipo. Incluso existen muchas más escenas en las que los actores no intervienen; O también que ni se ven unos y otros; nosotros, ¡¡tenemos que estar ahí....Y Bregando con inconvenientes, ¡¡hasta climatológicos!! Los Actores y actrices, ¡deben ser bien cuidados!!
No; desd hace más de un siglo, los que desconocéis la Profesión desde dentro, ¡seguís en vuestros trece!! Aprendez de una vez, hombre, que ya es hora.
José Mª Bello Ruiz. El Peliculero. ¡Salve y Gloria!
Reinosa, 24 de Diciembre, de 2014.

viernes, 12 de diciembre de 2014

Un caimán que,... ¡¡NO SE VA!!
¡Hola amigos! Aquí me tienen de nuevo; como saben bien, me llam a mi mismo, "El Guadiana", porque aparezco y desaparezco a mi antojo, sin ningún respeto. ¡Nadie es perfecto! y yo menos...
Pues repasando zarandajas mias de hace tiempo; ¡muuucho tiempo! Y como casi siempre; ¡casi! de la mano, pues por la edad, mi Padre puede ser; ¡casi! de la mano, digo, de mi amigo, mi querídisimo amigo Valentín Panero, "Tinico", al que admiro, y quiero. Pues digo: recordando una de sus "andanzas" por los "mnolinos" de nuestra amada profesión de esquizofrenia, ¡pero amantísima! me contaba lo que le sucedió con lo de la canción "Se va el caimán; se vá para Barranquilla"...
José María Peñaranda es su autor; y Es, porque la canción es inmortal. Peñaranda nació en Barranquilla, Colombia, en 1907, y murió en Barranquilla, en 2006. ¡A punto de cumplir cien años; ¡¡¡100!!!
De origen muy humilde, aprendió a tocar guitarra, y casi todos los instrumentos de cuerda; el acordeón, que fue su instrumento hermanado, y la percusión no tenía pinchos para e´l. De un finísimo humor, que dibujó magníficamente en sus canciones, hasta su muerte, por complicaciones de próstata. ¡100 años! con sus chistes y música, que inundó al Mundo. 
Pero quiero significar: con esta canción, muchos sonreímos y burlamos, error; ¡grave error! Su letra está llena, como todas sus letras, de significativa y fina intención, picaresca por demás, pero sobre todo, ácida en crítica política, pues la dedicaó a los políticos de entonces,... ¿de entonces? que decían que se iban, que se iban, ¡pero na*! Pero no; peroné. ¿SOLO LOS DE ENTONCES?
Por eso, me ha venido a la cabeza todo esto...Al ver a Rajoy.
¡¡Salve, Amigos!!

viernes, 21 de noviembre de 2014

UN CAIMÁN,...¡QUE NO SE VA!

Encontrar disculpas para mi comportamiento con mi propio Blog, no es fácil. Repetiré lo que suelo insistir: "soy como el Guadiana, aparezco y desaparezco a mi antojo, y esto puede disgustar a muchos, ¡pero amo tanto a la LÑibertad...!
Disculpad esta forma de SER....Ya os contaré algunas de mis ZARANDAJAS; hoy, mandaos saludos muy afectuososo, sin defectos....
¡Salve, amigos!
JM Bello, "El Peliculero", desde Reinosa, Cantabria, España. Aclaro todo esto, porque existen Reinosas en México, Argentina, Bolivia, Colombia.....
¡Salve!

miércoles, 22 de octubre de 2014

HOLLYWOOD EN CANTABRIA

¡Hola amigos! Aquí me tenéis de nevo. Os envío esta zarandaja que escribí estando ya aquí, en Reinosa. Fue un artículo que me pidieron Banca y Pablo, para uno de sus números de "La Galería", su revista.
Hollywood en Cantabria
© José María Bello Ruiz. Reinosa, 12 de Julio de 2010

Suena bien, pero rimbombante tal vez. Excesivo. Así le llamaron a Almería, y fue jactancioso; no todas; no todo el Rodaje de esas películas se rodó allí. También el “Imperio Broston” se llamó “Hollywood en Madrid” pretenciosamente por el viejo Sam, y se hundió: La Caída del Imperio Broston, se llamó, o le llamamos.
Esto de Cantabria, suena a chiste. Aquí no se ha conocido ¡jamás!, la Industria Cinematográfica.
No existen estudios, ni han existido. Salas de montaje y/o proyección, para chequeo. Laboratorios de revelado; positivado; Telequinado; Etalonaje. Sonorización; Doblaje; mezclas. Qu ¿qué es esto? ¡¡Cine!! Industria cinematográfica. El Cine no solo es Rodar”.
¿Y la financiación? ¿Qué hago cono lo “rodado”? ¿Me lo como con patatas? ¿O lo pongo en mi casa para que lo veamos en familia?
Industria significa organizar todo esto. Crear empresas que abastezcan los rodajes. ¡¡LOS!! No EL. Crear empresas proveedoras de material; tanto de construcción de decorados, como material fotográfico, cámaras, iluminación; maquillaje; vestuario cinematográfico; peluquería cinematográfica; atrezo. ¿Eso qué es? ¡¡Cine!! Todo eso, y mucho más, se necesita; es IMPRESCINDIBLE, para “rodar” una película. No solo unos lugares de ensueño. Necesito eso, y gente. Profesionales que puedan hacer el rodaje normal, no a los que se les tenga que enseñar durante los rodajes. Eso cuesta tiempo, y el tiempo es oro; más que en otra profesión. Unos planos, que resultan dos o tres minutos de pantalla, se pueden rodar en varios días. Para eso, tengo profesionales que me lo saben hacer.
Aquí, en Cantabria, ¡no existe nada de esto!
Cines; salas de exhibición, ¡háylas! Claro que las hay…Pero esa es la última escala de la industria. La que menos nos preocupa a los productores. Yo me encargo de que se exhiban. Si soy distribuidor, yo me encargo de distribuir la película. Más de 40 años ma abalan. Se lo que tengo que hacer.
¡¡Industria!!
Aquí se deberían formar técnicos. Ahora, los técnicos me cuestan un “eg”, y parte del otro... Porque no tengo más.
Lo que intentan hacer aquí, en Cantabria, se quedará solo en eso: intento. Pero es que, además: ¡nada tiene que ver con “Estudios Cinematográficos”! Es solo un intento de hacer un “Parque Temático”. Estudios cinematográficos son una serie de construcciones; unas naves de entre 2.000 y 4.000 m2 cada una; los que llamaríamos “Platós”. Y cada uno de ellos, con unas instalaciones muy específicas, detallada, especial, y absolutamente profesionales: insonorización e instalaciones de producción. Los Estudios Cinematográficos, ¡¡no serán nunca, un espectáculo abierto para el público!! Salvo algún que otro día específico, para visita. El público o los curiosos, son un estorbo; los Estudios deben estar destinados a los profesionales exclusivamente. Un rodaje puede ser apetecible para el público, pero está destinado para el concepto de “Rodaje”; y en un rodaje, los curiosos no son más que un estorbo.
En Almería, se sienten ufanos de haber sido espectadores de primera fila en estos rodajes. Además, muchos habitantes de Tabernas formaron parte de esos equipos personales de rodaje: figurantes, o más conocidos popularmente como “extras”, figurantes para la profesión. Algunos, los menos, en el equipo de atrezo, o como peones de rodaje.
¡Y ahí radica eso del “ego”! Los profesionales éramos nosotros; ¡¡somos!! Nosotros, los que somos realmente técnicos. Esos que llevábamos muchas películas a nuestras espaldas, incluso en Estados Unidos, Inglaterra; Francia, Italia, Sudamérica, África, Escandinavia; sabanas, desiertos, mares, cordilleras…. Somos muy caros para la Producción. Y lo peor; las odiadas dietas. Hace poco, ya con el euro en ristre, se han pagado ¡400 euros diarios! ¡¡y por persona!!; una de las partes de un rodaje que más odian los Jefes de Producción.
Pues aquí, en Cantabria, es idénticamente igual: las dietas se disparaban. Y contratar a técnicos aquí, era, y es, imposible: ¡¡no existen!! Todos están en Madrid y Barcelona, ¡es donde nos pagan!
A pesar de todo, se han rodado muchas películas. ¡78 he contado yo! 84 dicen algunas fuentes. Frente a las más de ¡200! Rodadas en Almería… ¿¡Y cuántas en total en toda España!? Sobrepasan las mil, ¡seguro!
Vamos con algunas de las rodadas aquí, en Cantabria, que es lo que nos ocupa.
Una curiosidad: “Los Cántabros”, 1980 de Paul Naschy. Jacinto Molina Álvarez, madrileño, que no asturiano. Jacinto la rodó íntegramente en Torrelaguna, Madrid; no Torrelavega, que muchos han confundido. Ni la playa de…
¡Que me lo digan a mí! Las veces que nos dio la tabarra, pidiéndonos “pasta”, no la de rissotti, ¡no! La de los bancos…
Torrelaguna se halla en el Valle del Lozoya, Madrid, paraje de ensueño; paraíso terrenal, entre las siete sierras madrileñas del Macizo Central.
Jacinto no tenía dinero, y la rodó en los estudios de Torrelaguna, que regentara por aquella Juan Piquer, y que le costó una pequeñez. Sin embargo, Jacinto dijo que rodó parte en la playa de Jachú, Santander…Pregúntenles a los del equipo. Eso lo rodó Amando de Osorio, antes de que Jacinto les robara la “cosa”.
La “robó”, literalmente, a Joaquín Gómez Sáinz, Dan Barry para los cinéfilos, que no cineastas. Para nosotros, es Joaquín, quien aún, felizmente vive; y dirige; ¡y escribe! Películas. De aquella, escribió el guión original, se lo pasó a Amando de Osorio, y rompieron las negociaciones. Se las pasó a Jacinto, y éste lo “mangoneó” todo, hasta crear ese bodrio. Porque Jacinto, Paul Naschy, no era tan santo como nos lo pintan, por algo le llamábamos, muy jocosamente, “Caudillo”, pero que no pasaba de piratilla.. Pero esa es otra historia.
Los Cántabros… Ninguna película es cántabra. Ni los directores; ni los actores; ni los técnicos, son cántabros. Algunos hay, claro, ilustres, por otra parte; amados y queridos en esta, nuestra Profesión, ¡bendita profesión! Pero la Producción no es cántabra, y la Película es de donde se paga. ¡Y el que paga es el Productor, y/o sus socios! y no los aficionados de la región en ciernes.
78 películas según mis cálculos, setenta según los más pesimistas; 84 los más optimistas. No deberíamos meter los documentales legendarios, pero lo haremos, porque cántabros insignes así lo consideran. No obstante, destacar que ¡no son “Películas”!, porque ni el metraje ni el argumento, son de “película”.
Empezamos con “La Salida de Misa de Doce de la Iglesia de Santa Lucía”, 1900, que rodaron los hermanos Pradera, vallisoletanos, que no cántabros en su sala de Campo Grande, Valladolid, “Cinematógrafo Pradera”. Se trataba de una réplica exacta, ¡hasta en el título!, de la llamada “1ª Película Española”, “Salida de Misa de Doce de la Basílica Del Pilar”, de Eduardo Jimeno Correas en 1896, cuatro años antes, que a su vez, era una réplica de lo rodado por los hermanos Lumiêre, “Salida de la Fábrica”. Es decir: ¡Imaginación al poder! Ni siquiera se recuerdan los que habían hecho lo mismo antes, en Barcelona, Valencia, Andalucía. Se recuerdan a estos, no sé por qué, pues ¡no eran cántabros si quiera! Pero en fin; el chovinismo regionalista…Además de una burda copia, y no única, quizá se olvidaron de las imágenes más impactantes del invento Lumiêre: lo de la locomotora, lo del regador. Los espectadores de entonces, se asustaron de verdad. En fin…
Santander pintoresco”, aquellos chicos de la PATHÉ, productora de la France francesa, de más allá de los Pirineos, donde vivían los hermanos Lumiêre, Alphonse et Louis, y que los españolistas dirán Alfonso y Luis, muy nuestros ellos. Pues Santander pintoresco, era eso: un documental propagandístico para realzar las maravillas de la Capital Cántabra.
He encontrado un glorioso apoyo “logístico” en José Céspedes, cántabro de pro, que escribe sobre Cantabria y de cine, en su propio blog. Me ha ayudado mucho.
Resaltar la renombrada cinta, “El Coloso de Rodas”, 1960. Allí estuvo mi amigo, hermano, “padre”; maestro, Valentín; Valentín Panero Sanz, ¡¡casi ochenta años nos contemplan!! en el equipo de Leone, y con Laredo de fondo.
Rory Calhoun, Georges Marchal, Lea Massari, Mabel Karr, ya casada con Fernando Rey, que también estuvo en ella, entre más de 1.500 extras. La figuración, como decimos los de la profesión, fueron elegidos entre los laredanos y laredanas.
“Volver a vivir”, de Mario Camus, rodó aquí; en el Campo del Sardinero, un partido de fútbol.
Alguien la bautizó como la “Almería del Norte”: Torrelavega, Comillas, Laredo, Santillana del Mar, Castro Urdiales, se convirtieron en platós cinematográficos por aquellos días. Los directores quisieron: tuvieron la curiosidad, el capricho, o la necesidad, -que todo vale-, de rodar aquí. En muy escasas ocasiones, toda la película; en la mayoría, solo unos planos, que ocasionaron la estancia de varios días del equipo de Rodaje.
Italia también trajo aquí a los suyos: “Los Novios” de Maffei, en 1963.
Peret; Marisol; Joselito; Amenábar hoy…
A Almería, aún hoy, se intenta compararla a Hollywood; socarrona alusión sobre ello; ¡se rodaron parte de las películas. Si Almería es punto de mofa, ¿¡qué decir de Cantabria?! Las dietas aumentan de forma muy considerable el presupuesto de una película: unos 400 euros ¡diarios! Y ¡¡por persona!! Así pues, los caprichos de los directores, ¡¡se lo pagana ellos!! Se ruedan unos planos, ¡y a casa! Una o dos semanas, a lo sumo.
Así pues, lo de “hollywoodiense”…
“Los Intereses Creados”, “El Abuelo” de Buchs. La versión de Rafael Gil, “la Duda”; y la versión posterior de Garci, también titulada “El Abuelo”. “La niña de Luzmela”, de Gascón, en 1950.
Veamos la lista. La “lista tonta”, que llamo yo a esto de “listar”. Respecto a la Cantabria “hollywoodiense”, poniendo mucha ironía en las comillas:

1920:"Los intereses creados”, de Benavente.
1925:"¡Cuidado con los ladrones!" y "La venganza del marino”, de Buchs.
1926:"Currito de la Cruz”, de  A. Pérez Lugín / F. Delgado.
"El abuelo", de Buchs.
1933:"Corazón de reina", de G. Muñoz / Beringola.
1943:"El agua en el suelo”, de E. F. Ardavín.
1950:"Santander, la ciudad en llamas", de Marquina.
"La niña de Luzmela”, de Gascón
1957:"Mal aire", de A. Perla.

Viva lo imposible!”, de Rafael Gil 1960:
1960-61:"El coloso de Rodas”, de Leone.
1963:"Goliath contra los gigantes”,
1964:"Camino hacia las estrellas”, de J. L. Merino.
"Los novios”
“Promesa sagrada", de Maffei.
"El filo del miedo”, de J. J. Balcázar.
1966:"Diálogos para la paz”, de J. Feliú / J. M. F. Espina.
1966-67: “¡Adiós, cordera!", de Pedro Mario Herrero.
"Pasto de fieras”, de Ossorio.
1967:"Volver a vivir”, de Camus.
1969:"Al ponerse el sol”, de Camus.
"Helena y Fernanda”, de J. Diamante.
1970:"La Residencia", de Ibáñez Serrador.
1971: “The horsemen”, de Frankenheimer.
1972:"Si Fulano fuera Mengano”, de Ozores.
1973:"La duda", de Rafael Gil.
"La corrupción de Chris Miller", de Bardem.
"Experiencia prematrimonial”, de P. Masó.
"El monte de las brujas", de Artigot.
"Habla, mudita", de Gutiérrez Aragón.
"Las cuevas de Altamira, descubrimiento de
importancia en el mundo de la prehistoria", de R. Sáenz de Heredia.
1975:"Vera, un cuento cruel", de Molina Reig.
1976:"Un casto varón español”, de J. de Armiñán.
"El marqués de Santillana", de Camus.
1977:"Hasta que el matrimonio nos separe", de Pedro Lazaga
"Dos hombres y en medio dos mujeres", de Gil.
"Los días del pasado”, de Camus.
"El camino", de Molina Reig.
1978:"Ovnis y viajes extraterrestres", de J. Andrés Alcalde.
1979:"Rebeldía", de A. Velasco. "El corazón del bosque", de Gutiérrez Aragón.
"Las siete magníficas”, de Darío Herreros.
1980:"Manderley", de Garay.
1981:"Los cántabros", de J. Molina.
"Asalto al Casino”, de Boulois.
1981/82:"Géminis", de Garay/Revuelta.
1982:"Cuerpo a cuerpo”, de Viota.
"Hablamos esta noche", de Miró.
1983:"Instrucciones para John Howell", de Páramo.
"Bolero", de J. Derek.
"Tunka, el guerrero", de Joaquín Gómez Sainz.
"Avon Place”, de Américo Gutiérrez.
1986:"Feroz", de Gutiérrez Aragón.
"Werther", de Miró.
1987:"Crystalstone", de A. Peláez.
"El Lute. Camina o revienta", de Aranda.
"La rusa", de Camus.
"El túnel", de Drove.
"La mitad del cielo" , de Gutiérrez Aragón.
"Oficio de muchachos", de C. Romero-Marchent.
1991:"Del Miño al Bidasoa", de Briz.
1993:"Después del sueño", de Camus.
"Intruso", de Aranda
1994: "Alegre, ma non troppo”, de Colomo.
1995:"Amor propio", de Camus. "Mar de Luna", de Matji.
1996:"Hotel y domicilio”, de E. del Río.
1997:"Airbag", de Bajo Ulloa
1998:"El color de las nubes”, de Camus.
1999:"La vuelta de El Coyote", de Camus.
"El invierno de las anjanas”, de Telechea.
2000:"Código natural", de V. Pérez Herrero.
"Los otros", de Amenábar.

2001:"El deseo de ser piel roja”, de Ungría.
"La playa de los galgos”, de Camus.
2002:"El viaje de Carol”, de Uribe.
2003:"Diario de una becaria”, de J. San Mateo.
"La vida que te espera”, de Gutiérrez Aragón.
“Los nombres de Alicia”, de Pilar Ruiz.
"Horas de luz", de Matji. "Piensa", de Alvort.
2004:"Una preciosa puesta de sol", de Álvaro del Amo.
"Mis estimadas víctimas", de Costa.
2005:"No digas nada", de Felipe Jiménez Luna.
¡¡Nos vemos!! ¡Salve amigos
El "JM" Bello Ruiz, El Peliculero

domingo, 12 de octubre de 2014

Notificación a Reinosa de la Filmoteca Nacional

Hoy, me voy a poner en plan informativo. Es una necesidad social. Para los Reinosanos; para los campurrianos; para los cántabros, en definitiva. La Filmoteca de Cantabria, no por sus deseos, no tiene la capacidad, ni pedagógica; ni informativa; ni de cantidad de material que tiene la Filmoteca Nacional, ¡¡ni por asomo!! Desgraciadamente, ni tiene aproximación a poder adquisitivo, ni apoyos de las autoridades o gobierno Cántabro. La Filmoteca Nacional, sita en la calle Magdalena, de Madrid, mal que pese, por ser centralizada, es una de las fuentes de Información, de Archivos, tanto en películas, como en periódicos, bibliografía, material fílmico, como cámaras, y películas en el finiquitado Celuloide, como en acetatos de celulosa, triacetato de celulosa, o el modernísimo poliéster. ¡Todo! Materiales de Edison, de los Lumiêre; cámaras “del Triásico” y del Cuaternario... ¡Todo está en la Filmoteca Nacional! Y no solo de Cine Español, sino desde el comienzo de la Historia Del Cine.
Si estáis interesados en técnicas cinematográficas, os recomiendo la mejor “Escuela Nacional de Cine: La Filmoteca Nacional; la NCIONAL no le regional. Está en Madrid, claro. ¡No os moleste!: en este caso, el Centralismo insoportable está en formato tolerable; ésta es una excepción: Eminente excepción, por lo pedagógica e informática, de Información, que encierran sus incontables accesos de Cine, con mayúscula inicial. En la Filmoteca Nacional, insisto en lo de NACIONAL, para evitar confusionismos y dudas, ¡lo encontraréis todo sobre el Cine! No solo Nacional.
Y ahora, aunque sea de 1996, os recomiendo los CUADERNOS DE LA FILMOTECA, la de Alfonso Del Amo García, ¡¡es una Eminencia en Pedagogía Cinematográfica!! Leedla; os aseguro que aprenderéis un montón. Es una joya de Magisterio Auténtico, porque Alfonso del Amo ejerce un Magisterio sublime de técnicas cinematográficas, sobre todo, en cámara, Iluminación, y material fílmico.
Os remito la Dirección completa de la Filmoteca, por si os interesa. ¡No lo echési en saco roto, ¡¡no es la Filmoteca de Cantabria! Por desgracia, la de Cantabria, ni tiene fondos; ni ayudas, ¡¡ni apoyo para adecuarse o ponerse a un discreto nivel siquiera, a la Nacional. Solo tiene películas, y no muchas. Loable trabajo, y agradecemo, o agradezco, lo que nos ofrece. ¡Gracias Fimoteca Cántabra!
Dirección postal Filomoteca Nacional:
C/ Magdalena, 10
28012 Madrid
Teléfono: +34 914 672 600
Fax: +34 914 672 611
Correo electrónico: filmoteca@mcu.es

Salud, Gloria, y Salve, amigos. Os Saluda

JM Bello Ruiz, “El Peliculero”, siempre a vuestra disposición.

domingo, 28 de septiembre de 2014

"Me Mata Suavemente con su Canción"

Cuando estás enamorado, no es difícil hacer estas tonterías; el Amor, ¡también atonta!
No recuerdo muy bien mi estado de entonces, pero el copy right indica la fecha que lo escribí. No estoy enamorado, pero sigo siendo un romántico penitente e incorregible. Espoero no os aburra.
Evidentemente, es un relato inspirado en esa maravillosa canción de Perry Como, que cantase la Flak, el Sinatra, -Tom Jones, y otros muchos. Que seais felices.

Suavemente, me mata con su canción
© José María Bello Ruiz. Madrid, 1997
Fui a aquel lugar. Era uno de esos pubs que tanto abundan; quizá con clase, o algo más clase, pero común, ¡sin más!
Estaba tomándome la copa en la barra, ¡nada de mesa! Me dijeron que fuera a oírla.
Salió al escenario, y se puso ante el piano. Cantó; era buena. Tenía una voz muy buena, quizá algo desaprovechada, pero potente. Cantó suave una melodía de ella. Buena. Me gustó. Era una voz suave, aterciopelada, no la estridencia de hoy, y una balada alegre, ¡muy buena! Y la chica tenía estilo, y una excelente voz; aterciopelada, profunda, y al mismo tiempo potente. Sabía realizar muy bien los sostenidos, algo no muy habitual hoy. Y sabía decir la Canción; interpretarla. Acariciaba cada nota, para dar el énfasis necesario a la canción.
No tuve que esperar más; atacó su segunda interpretación, y me precipité al abismo.
Su canción y su voz, desgarraron con sus dedos mis entrañas. De pronto, sentí como si ella conociera mi vida; desgranaba con cada estrofa cada momento de mi vida. Era como si leyera mis cartas en voz alta. Y poco a poco, me mataba con su canción.
Mi vida estaba allí, ante una desconocida; o mejor, yo era el desconocido, y ella desgranaba cada momento de mi vida. ¡No la conocía de nada! pero abría mi alma; con gran dulzura, suavemente me mataba con su canción
Recé para que acabara, pero ella siguió introduciendo cada vez más sus dedos en mi vida, matándome suavemente con su canción.
¡No podía ser! No me conocía, pero desgarró mis secretos con los dedos de su canción. Abrió mi corazón por completo. Sentí esa nostalgia, pero me desgarró, matándome suavemente con su canción.
Y siguió, y yo me vi envuelto en su voz y en su alma. Me mataba suavemente con su canción.


¿Os ha gustado? Pues es prácticamente la traducción de la canción. El Amor, siempre está en el Aire, John Paul Yaung. ¡Salve a todos!
Saludos de "El Peliculero" desde Reinosa. 28 de Septiembre de 2014.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Tlatelolco-Mi relato

TLATELOLCO 2 DE OCTUBRE DE 1968
Para Mi Blog
Poner todo el archivo, es muy complicado; resultaría aburrido para el lector, no para mí, que he dedicado todos estos años, ¡¡desde 1976!! después de la muerte de Franco… ¡Y aún persisto en ello! Son más de 600 páginas. De cualquier forma, aquí quede mi pequeño y humilde contribución a clarificar la Verdad. Ojala sirva para que el Gobierno Mejicano diga, ¡de una puñetera vez! Toda la verdad.
¡¡Así sea!!
© José María Bello Ruiz. Hoy en Reinosa, a 18 de Septiembre de 2014.
En el Infierno del 2 de Octubre en Tlatelolco
Relato de ficción
©  José María Bello Ruiz. Madrid 3 de Junio de 2008
Los personajes y la situación, son enteramente inventados; de mi “hornada”, salvo la triste realidad del 2 de Octubre en Tlatelolco, algo que no olvidaré jamás. Fantasía convertida en imaginación; imaginación de chorlito, ¡pero Imaginación al fin y al cabo!

Llevaba cinco días en México. Ya había estado aquí anteriormente con ocasión de rodar un documental sobre los charros y charras, y, como no podía ser menos, La Charrería. También vine a rodar una película, que era mi verdadera profesión, como primer operador de cámara en una película dirigida por uno de los míticos directores mexicanos. Me quedé por ello, y lo alargué a doce años más. Ttrabajé para Posa Films, para y con mi Excelentísimo Señor Don Mario Moreno Reyes, el Gran Cantinflas,  con gran orgullo para mí, y por decisión propia, así le clasifico en el rincón de mi Vida privada. En dos de sus películas carismáticas; un orgullo me embarga con ello.
Me granjeé una buena notoriedad, o popularidad en México, y llamó la atención entre la Profesión, mi dedicación especial hacia la mujer, que en el sector más recalcitrantemente machista mexicano, sirvió de mofa constante, pero de admiración en los círculos progresistas, y sobre todo, feministas. Y entre mi círculo de amistades.
El reportaje tuvo muy buena acogida, sobre todo allá en España, de donde procedo, paro con reticencias dentro de ciertos sectores “ortodoxos-franquistas-machistas”, que no marxistas; no vayan a confundir términos.
Me hice un puestecito entre la High Socieity intelectual del DF; Distrito Federal, que es como se llama familiarmente a México Capital. ¡Ah!, que ya lo sabían; pues lo recalco, porque lo amo.
Ahora, años después de aquello, me han vuelto a contratar en una coproducción hispano-estadounidense-mexicana. Azcárraga Milmo. “El Tigre” si, y Juan Abelló, paisano español, y gallego, Director de Cadena Ibérica, Radio Nacional de España,  para cubrir las Olimpiadas de México 68. Y estoy instalado, laboralmente hablando, por supuesto. ¡Y fuera del trabajo!, pues no salgo de allí; casi duermo en ellos. En los Estudios Churubusco, al que mis íntimos empiezan a llamar, “Mi Hotel”, y yo también. Estoy, o me han puesto, al mando de un equipo de excelentes profesionales, entre los que se encuentran Carlos: Victor y Rubén, a los que llamamos familiarmente, Charly, Vic y Ruby, algo muy mexicano por otra parte, que eran los que me acompañaban en esos momentos.
Teníamos echado el ojo a dos atletas: un estadounidense, alto y flaco; delgaducho, como no podía ser menos en esto de salto de altura. A pesar de  que había “cosechado” varios récords y medallas, nadie daba un céntimo por él. Saltaba de una forma que era casi ridícula. No nos tenía nada convencidos, ¡a nadie! Y el que lo niegue, ¡¡miente como un bellaco! Ningún medio de Comunicación; ni mexicano, ni español; ni estadounidense; ¡ni de Pernambuco! Tenía la menor fé en ese hombre.
Richard Douglas Fosbury, que había nacido el 6 de marzo de 1947 en Portland, Oregon. Es decir, que tenía dos meses más que yo, era su nombre.
Melena al viento; rubio; delgadísimo; muy alto; desgarbado.
La sorpresa para todos llegaría al final. Fue el único que sobrepasó el listón en los 2’24 de altura. Derribó en los dos primeros, pero los saltó al tercero. Nos solo ganó la medalla de oro, sino que batió el récord Olímpico; y pasó a la Posteridad, y la Leyenda.
Nunca consiguió superar el Récord del Mundo, pero creó el único estilo con el que hoy se salta; el “Fosbury Flop”, Estilo Fosbury. El otro, el ventral, ya está totalmente obsoleto y olvidado. ¡Nadie salta así! Solo se salta de la forma Fosbury, que hasta se ha olvidado que él fue el auténtico creador a pesar de llevar su nombre.
El otro era de la tierra. Un mejicanito de pequeña estatura, muy delgadito, de figura aparentemente frágil, pero duro y correoso. Y poseedor de un enorme corazón, no solo por la resistencia. Simpático, aunque algo reservado. Era un atleta de la prueba de “Marcha”, o “Caminata”, como se la llama por aquí: José Pedraza. Conocimos algo sobre su vida, y yo me interesé por algo que me corroía en las entrañas.
Era sargento militar; de Trasmisiones. Al principio no me gustaba mucho por esta razón; los uniformes, así como las sotanas, no son de mi aceptación o simpatía. Digamos que ellos y yo no somos compatibles. Estaba en la división a la que estaba al mando el General Marcelino García Barragán, posteriormente célebre, tristemente, por los acontecimientos que nos suceden. El mismo que había formado el Batallón Olimpia para la seguridad de las olimpiadas, de ahí su seudónimo.
Le pagaban una miseria, a Pedraza, claro. Era un indiecito tarasco, casado con una mujer también de la misma tribu. Su sueldo era miserable. Resulta que a pesar de su estura, era muy aficionado al balón-cesto, e incluso había formado parte del equipo de la Brigada Mecanizada, y había formado parte en los famosísimos enfrentamientos rivales de la liga superior entre su equipo y el Politécnico.
Pero a él le gustaba correr. Corría en los 5.000 lisos, y llegó a ganar varios campeonatos, pero sus superiores se fijaron en él, y le metieron en el equipo de marcha.
Existía un general, o coronel, que no le tenía en mucha estima, un tal José Suástegui Salgado. Como sucede en estos casos, le hizo la vida imposible.
En las selecciones para las olimpiadas del 60, había sido eliminado, lo mismo que en las del 64, aunque quedó el cuarto, a las puertas. Posteriormente llegó a ganar varios campeonatos nacionales.
Jerzy Hauslelber, polaco, fue nombrado entrenador oficial del equipo de marcha mexicano. José participa y gana en los juegos de: Polonia, Postdam y Varsovia. Dinamarca, Copenhague. La antigua Unión Soviética. Chicago, aunque nunca le gustó competir en los Estados Unidos. Londres. Roma.
Había ganado en los juegos olímpicos de, Polonia, Postdam, y Varsovia. Dinamarca, Copenhague. La Unión Soviética. Chicago, aunque nunca le gustó competir en los Estados Unidos. Londres. Roma…Un portento. Pero como en muchos de estos casos, era un hombre explotado.
Me lo presentaron, y noté que dentro de esa figura taciturna, había algo muy intenso. Era fiel al ejército, y a ellos les debía que pudiesen comer su esposa y él. Y esta era la tristeza: ella se encontraba muy enferma de los bronquios. No tenía muchos cuidados, y estaba muy débil. Tanto es así, que un año después moriría. ¡¡Y José Pedraza ganó la medalla de oro de las Olimpiadas!! Que se colgaron otros.
La protesta en reivindicación de igualdad de derechos entre blancos y negros en Estados Unidos, con los guantes negros en la mano derecha y la cabeza baja, negándose a cantar el himno; o dando la espalda, de los dos atletas negros, Tommie Smith y John Carlos, oro y bronce respectivamente en los 200 m lisos.
Por primera vez, México gana nueve medallas. Entre ellas, dos mujeres: en esgrima, Pilar Roldán de Giffening, plata en la modalidad de florete. Y María Teresa Ramírez, bronce en 800 metros libres.
Pero esa, es otra historia.
*    *    *
Me informé exhaustivamente del estado de las iniciativas estudiantiles y sus consiguientes revueltas. La invasión de la Universidad de Nuevo León por parte del ejército tiempo atrás; las represalias por parte del gobierno de Díaz Ordaz y sus correligionarios en el gabinete, con los muertos resultantes.
El descontento con el gobierno de Díaz Ordaz, y su régimen dictatorial y cruelmente represivo, era ya desbordante; la fama de autoritario entre su propio “equipo”, y de sus fantasmas, donde veía rojos y comunistas por todas las partes; algo no muy alejado de la realidad de su tiempo entre dictadores de Derecha, pues éramos muchos los de izquierdas que abundábamos por el mundo, y no podemos olvidar que México acogió cariñosamente a los refugiados españoles de la guerra.
Allí estaba yo, Gabriel Alcázar De Santiago; ese es mi nombre, disculpen la tardanza en presentarme. De nuevo en mi querido México, y entre sus maravillosas gentes, que ahora se veían envueltos en una revolución, una vez más para no perder costumbre, en manos de la chingada; en manos de los corruptos políticos del PRI. Ellos tenían como emblema, a Lady M; Doña Mordida. Uno de los gobiernos del Mundo, más corruptos, y más de setenta años al frente y mando de un barco, que da la sensación, por sus actitudes, ¡que es suyo!
Ahí, en esos momentos, estaba al mando Díaz Ordaz; ¡así le haya llevado la Chingada!
Bueno; por lo visto se había convocado una manifestación en la zona de Tlatelolco. Tomé como oportunidad, hacer algo de “turismo” antes de comenzar los duros trabajos de preparación del documental, cuyo guión ya estaba terminado.
Así que agarré una Arri de 16 mm; la primera que tuve a mano, y me la colgué al hombro. Tomé unos carretes, dos paquetes de dos, y les avisé a los chicos, que se volvieron como locos ante el acontecimiento.
Charly, Vic y Ruby eran más jóvenes que yo, y mucho más entusiastas, pero les advertí de los riesgos. Ni les preocupó, aceptando el reto sin más. Les indiqué que hicieran lo mismo tomando cámaras. En prevención, me llevé conmigo a uno nuevo en el equipo, pero ya veterano: Leni, Leoncio, al que se le fue modificando el diminutivo hacia el apodo de Lenin, haciendo un juego con su diminutivo y sus creencias político-sociales.
Lenin era un muchacho que estudiaba en el CUEC, y tenía grandes aptitudes con la cámara. Me admiraba, algo excesivo para mi gusto, y se entusiasmó con la proposición de formar parte de mi equipo. Era un muchacho de grandes cualidades profesionales, y le tomé gran afecto personal. Era una magnífica persona; activo, jovial, muy eficiente, y de gran sentido de la lealtad. Más rojo que el mismo Lenin en sus ideas, trotskista acérrimo por entonces, y se mostraba muy contrario con los regímenes autoritarios en el mundo, incluso con los comunistas; de ello me di cuenta particularmente, pues era duro crítico con el régimen estalinista, y culpaba enteramente al dictador de la muerte de Trotsky. Encajábamos muy bien en todo ello.
Pero el muchacho tenía muchas ganas de aprender el “oficio”, y me tenía en un pedestal nada justificado. Yo ya tenía veintiséis años, y doce de experiencia. Era profesional del Cine, estudiando en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas, que posteriormente pasó a ser la Escuela Oficial de Cinematografía.; realicé estudios ganando una beca para estudiar en el CUEC (Centro Universitario de Estudios Cinematográficos) mejicano del DF, y ya había intervenido en bastantes películas, sobre todo con Broston, allí en Madrid, España. Trabajé con Anthony Mann; Nicholas Ray; David Lean; Arthur Penn; Sidney Polack, y con el mismísimo Cukor. Eso le encandilaba hacia su admiración por mí. Por una parte me hacía gracia su actitud, y por otra, utilicé la coyuntura para darle algo de envidia. Pero lo más importante, es que aquel tipo me cayó muy bien y le tomé afecto; ¡y respeto hacia su dedicación!
En las instalaciones deportivas previstas para las Olimpiadas, la presencia de policías y del ejército con sus soldados, era manifiesta. Se sucedieron varios incidentes con los deportistas.
Los esfuerzos por parte del gobierno mexicano en ocultar la situación real, eran inútiles. Los numerosos corresponsales de prensa de los distintos países, hacían imposible esta misión. Los miembros del Comité Olímpico Internacional se esforzaban en dar una imagen relajada, de ejemplo al mundo Subdesarrollado de la América Hispana, dando la visión de un país con un clima político estable, confortable, y suficientemente desarrollado; e inmejorable para los juegos olímpicos de México 68. No se decía nada del intento de boicotear los juegos, pero entre nosotros, los reporteros que cubríamos la información, era un hecho relevante. Sabíamos de la situación estudiantil allá en México, y en el resto del Mundo; ¡¡era un hecho!! Y ni Díaz Ordaz, ni su séquito; ni mil como él podían ocultarlo.
Ahora estábamos allí, en la Plaza de Las Tres Culturas; en la zona de Tlatelolco. Era un día caluroso, aunque existía cierta brisa en el ambiente, con nubes amenazantes. Me tomé un tiempo en filmar las ruinas arqueológicas; el templo de Santiago Tlatelolco, y el resto del ambiente en la Plaza de Las Tres Culturas. Era un ambiente festivo; la música desde la tercera planta del edificio Chihuahua llegaba a nuestros oídos, semiapagados por el jolgorio reinante; gente de todas las condiciones sociales, jóvenes y menos jóvenes. Incluso madres y matrimonios con sus hijos en brazos. Se respiraba un ambiente jovial. A pesar de todo, les tenía prevenidos para el momento que empezasen los discursos.
Alguien hablaba; después supe que se trataba de Vega. De repente, vimos como entraba en la plaza un grupo de militares. Miré mi reloj, no tenía ni idea de que a aquella hora tuviese lugar ninguna concentración militar. Eran las seis y siete minutos, más o menos. Vi un reflejo luminoso verde en el ambiente, seguido de otro rojo. Miré por todas partes en busca del origen de aquel resplandor. Entonces miré al cielo en la dirección que muchos de los que me rodeaban miraban en aquellos momentos. Vi dos luces de bengalas de color verde, y otra de color roja, que caían lentamente desde un helicóptero que sobrevolaba el edificio de las torres de Gobernación.
Miles de soldados entraban desde San Juan de Letrán y la Vocacional 7. Tras las tropas, unas tanquetas. ¿Carros blindados? Entonces comprendí: ¡¡ se acabó la fiesta!! Aquellos venían a aguarla, como siempre.
Vi el fogonazo de la tercera planta, donde estaban los líderes del mitin; luego uno más pequeño, y una detonación. Voces de protesta, y el griterío que no dejaba oír nítidamente nada. Mandé a Lenin que conectase el sonido.
La muchedumbre se desplazó como una ola de maremoto hacia la izquierda del edificio Chihuahua según se miraba desde la plaza, huyendo despavorida.
Yo me lancé escaleras debajo de la explanada, justo debajo de la cornisa del edificio Chihuahua, con un ojo en el visor de la cámara, y el otro abierto hacia mí alrededor.
De los altavoces se oían los gritos tranquilizadores del compañero Vega, que nos alentaba a tranquilizarnos. Oí un nuevo disparo, esta vez encima de mí; luego le siguieron varias ráfagas de armas automáticas.
De la cornisa del edificio que tenía aún frente a mí, el edificio Chihuahua, apostado sobre la cornisa, distinguí a un tipo bastante alto de estatura. Llevaba el pelo cortado a lo militar. De hecho, yo en esos momentos creí que era un soldado; uno de los muchos que invadían ta la plaza. Entraban por los cuatro costados, pero en especial desde la calle San Juan de Letrán. A mi izquierda, varios soldados se lanzaron cuerpo a tierra, al grito de uno de ellos:
•    “¡¡Pecho en tierra!!- Era la forma mejicana militar de decirlo.
Desde esa tercera planta, oí:
•    “¡¡Calma, compañeros, no corran!! ¡¡Calma, compañeros!!-Y de mí alrededor, muchos gritaban:•            ¡¡¡El Consejo, el Consejo!!!-
Vi que muchos corrían hacia allí. Me di cuenta del hecho: ¡estaban tratando de ayudar a los de la planta tercera, que eran los líderes!
Un grito me llamó la atención:
•    ¡¡No tiren!! Somos de Batallón Olimpia ¡¡No disparen!!-
Vi a varios tipos vestidos de civiles, pero me llamó la atención que llevaban sendas pistolas “escuadra” como allí llaman a las Colt 1911 de USA, y las Star españolas, o similares. Alguno pude observar que llevaban un pañuelo en la mano izquierda, creyendo por entonces que estaban heridos, y lo llevaban a guisa de vendaje. ¡Qué casualidad! eran muchos los heridos en esa mano. Luego comprobé que no eran solo pañuelos, sino también guantes. Algo sospeché, pero estaba muy atento a lo que observaba tras el visor de mí cámara.
La muchedumbre seguía huyendo despavorida, descontrolada, aunque en su mayor parte se dirigían hacia la parte izquierda de la plaza, según se miraba al edificio Chihuahua, al lado opuesto a la Iglesia, iban por todas direcciones, buscando salida de la plaza.
Giré en noventa grados, a la derecha, hacia la Iglesia. Allí vi un movimiento extraño de mucha gente. Desde la esquina, tras el chaflán de la Iglesia, unos soldados encañonaban a un grupo de hombres, que con los brazos alzados, mostraban las manos izquierdas con los guantes o pañuelos, y les dejaron libres.
A mí izquierda, algo escorado hacia las escalinatas, oí:
•    “…Allí mi teniente…¡¡Esos reporteros del carajo!! Por allí mi teniente…”-
Me asusté de veras. Por un momento creí que se referían a Lenin y a mi. Entonces, por el ojo libre, via a uno de esos grupos vestidos de paisano con el guante y el pañuelo blanco. Tenían aspecto de estudiantes, pero en aquella, los estudiantes llevaban el pelo largo, al estilo de los Beatles, t estos lo llevaban muy corto; a lo militar.
Me escabullí como pude en la baranda de las escaleras, y reaccioné con astucia. Estaban arrinconando a jóvenes, y en aquella zona, casi todos éramos reporteros o periodistas, así que hice lo que me ordenó la razón; ¡ir al lado contrario!
Salté hacia delante, subiendo de nuevo las escalinatas, y metiéndome de nuevo en la plaza, ¡en plena boca del lobo!
Comprobé satisfactoriamente, que Lenin me seguía, pegado a mí como una lapa.
La zona norte de la plaza es menos empinada, y aquella zona se convirtió en un embudo. Los soldados comenzaron a disparar.
Desde la cornisa, aquel tipo había desaparecido, y la gente lanzaba objetos contundentes en la dirección, donde supuse estaba ese individuo. ¿Cómo es que un estudiante tenía ese tipo de arma? Unos soldados, cerca del edificio Chihuahua, pusieron rodilla en tierra. Otros, cuerpo a tierra; pecho a tierra, como se dice en México, y respondían a los disparos que provenían del edificio.
De nuevo el grito:
•    ¡¡No nos disparen!! ¡Somos del Batallón Olimpia!-
Entonces si me quedé sorprendido: ¡Aquello sonaba como una contraseña! Corrí hacia San Juan de Letrán. Me di cuenta que a mi lado seguía, muy de cerca, Lenin. Me tranquilizó el hecho. Saqué el chasis, se lo tendí, y él lo guardó rápidamente entendiendo al instante, y le grité:
•    “¡¡Sal de aquí, y llévalo contigo!! ¡¡¡A muerte León!!!- Y sonrió ante el nuevo apodo que le lancé. Puse un nuevo chasis, y enlacé los bucles en el pasador como pude. Nos dividimos en direcciones contrarias.
Me tranquilizó el saber que me había comprendido. Salté los escalones de la plaza como pude, sin darme perfecta cuenta del modo.
Dejé a mi paso varios cuerpos. No supe si estaban muertos o no, pero eran bastantes. Tropecé con uno. Era de una joven. Sus rasgos me lo anunciaron. Estaba aún caliente, y al moverla, vi que la parte oculta de su cráneo estaba reventada. Me detuve unos cortos instantes para filmar esos detalles, al menos eso creí entonces. Rápidamente saqué el chasis de nuevo. Supe que esas imágenes eran muy importantes, y lo guardé bajo mis ropas. Saqué el último chasis, y me pude esmerar algo más, agazapado tras un muro.
Me introduje intencionadamente en la calle de la izquierda, que estaba bloqueada por los soldados. Entonces me di cuenta de que estaba lloviendo. Caminaba deprisa, pero sin correr alocadamente. No habían transcurrido más de diez minutos de todo ello. Me volví para filmar un ángulo abierto de la plaza, consciente de que estaba siendo observado por los militares, cuando alguien me gritó. Por el otro ojo, vi que se trataba de un soldado. Me volví, y empecé a correr con todas mis fuerzas. Por aquella yo era una gacela corriendo, y me despisté entre la gente.
Vi un cine; una sala de cine. No supe en esos momentos que se trataba del Cine Tlatelolco, y me metí en él. No sabía qué película echaban, ni falta que me hacía. Sacudí el agua de mí cuerpo, y me dirigí a la taquilla. Pero no había dado ni dos pasos, cuando alguien me gritó:
•    “¡¡Si da un paso más, le trueno!!-
Me volví ligeramente, y vi que cuatro soldados me estaban apuntando con sus fusiles y bayonetas.
•    “¡¡Al suelo!! ¡¡Pecho en tierra o le rompo la madre!!-
Ni rechisté. Me lancé al suelo, aunque tuve cuidado de la cámara. No era una gran cosa, pero no era mía. Me puse bocabajo, y estiré los brazos, sujetando la cámara con cuidado, pero ostensiblemente. Me guardaba un triunfo en la manga, y rogué que me saliera bien.
•    “¡¡Soy español!! Quiero que hablen con mi consulado…”-
•    “¡Vaya! Gachupas, ¿eh?...”
Y sentí el cañón del fusil, o la bayoneta, con un estremecimiento que me recorrió toda la columna vertebral hasta la nuca, y que nunca olvidaré.
•    “¡Gachupas de la chingada! ¡Te voy a reventar a la madre!...”
Cuando de repente, una voz intercedió. Era una voz suave, templada, sin gritos.
•    “… ¡Está bien, soldado!... Ya ni modo…”
Bueno; me sentí mejor, sobre todo, cuando de soslayo vi como el energúmeno se alejaba de mí. Apareció otro par de botas, y oí aquella voz, ahora muy encima de mí:
•    “¿Español, eh?...”
Contesté sin atreverme a mirar, muy nervioso:
•    “¡Si, señor! Y me gustaría que me pusiesen en contacto con mi Consulado…” La voz seguía siendo suave; muy suave, en tanto tomaba la cámara:•     “… ¿Y estudiante?...”
¡Diablos! Funcionó. Me hice el ofendido:
•    “… ¡No señor! Estoy en los Estudios Churubusco, y he venido para cubrir las Olimpiadas para Televisa…”
Entonces, con la falta de la vista el oído se agudiza, y sentí el cambio del tono de esa voz, que me ordenó, suave, pero contundente:
•    “¡Incorpórese!...”
Le obedecí. Entonces vi a mi interlocutor. Era un teniente, como lo demostraban sus enseñas. Vestía uniforme de campaña, como el resto de la tropa. No exhibía ningún arma, salvo la pistola “escuadra” reglamentaria, que llevaba en su funda en la cadera. Era muy joven, quizás algo más que yo. De elevada estatura, atractivo, con un bigote, que se recortaba en las comisuras, pero que era espeso, muy negro. Sus ojos, algo resguardados por el casco, eran pardos, casi negros, y le hacían más frío. Me miraba fijamente, y me exigió:
•    “¡Identifíquese!...”
Saqué mi pasaje y el permiso de estancia, con el D.N.I correspondiente. Examinó todo detenidamente. De repente, con un tono mucho más humano:
•    “¿Y viene a filmar las Olimpiadas?...”
•    “Así es teniente…”-Se sorprendió de mis conocimientos de la jerarquía castrense mejicana, y lo exteriorizó:•      “¿Conoce las insignias militares mejicanas, eh?... ¿Y qué hay de olimpiadas aquí?... ¿Qué se le perdió por esta onda? Acá no hay deportes ¿o sí? ¿Quizás las carreras, verdad?
Su tono era suave y sin modulación; frío y sereno, aunque se adivinaba la ironía. Me devolvió los papeles. Entonces vi como el soldado que estaba junto a él le tendía la cámara, que me devolvió, sin chasis. El detalle me hizo reaccionar.
•    “… ¿El chasis?...”
Me miró, frío, pero sardónico:
•    “¡Queda requisado por el Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos!...”-Y dio una orden al resto de la tropa:•      “¡Queda en libertad!”
A penas pude responder:
•    “… ¡Gracias, señor!...”- Me olvidé del chasis; ¡mi As escondido, había funcionado!
Él me miró con leve rictus que podía ser una sonrisa, exclamó, muy suave:
•    “Espero ver el reportaje…” Le miré sorprendido, y aclaró:•            “…El de las Olimpiadas, claro… Recordaré su nombre, y espero verle en los títulos, señor Alcázar De Santiago…”
Y pronunció mi nombre con mucha nitidez. Afirmé silenciosamente con la cabeza, en tanto me alejaba de allí.
La lluvia era ya persistente, pero me sentó bien y aspiré el aire limpio del exterior. La lluvia limpiaba la polución reinante del DF. Polución, pero me sentó bien el aroma de la lluvia; sobre todo, porque mi estrategia había funcionado: el reclamo de la cámara les había desviado de registrarme, pensando que era lo único rodado por mí. Pero la expresión de aquel oficial; lo de la precisión de su expresión me dejó algo perplejo, y aún resuena en ms oídos sus últimas palabras:
•    “…Espero ver el reportaje… El de las Olimpiadas, claro…”
Y que no se olvidaría de mi nombre… Espero que aún lo recuerde.